Chiringuito de la costa gaditana. Sería la hora del Angelus y un lugareño no pudo contenerse y le espetó (que no espeto, que eso es más típico de la Costa del Sol) al propietario del chiringuito, que andaba detrás de la barra.

  • «Ojú, Manolo, ya tenemos aquí a los miarmas estos. Mira esos, no falla, el que no tiene patillitas, tiene el pelito p’atrás«
  • «Bueno Curro, hay un poquito de . Mira también esa gente de ahí (señalando al otro lado de la barra) son sevillanos y… pues eso, patillas no veo ni una»
  • «No serán tan sevillanos»
  • «¿Que no? 2 de la Estrella, otros 2 del Baratillo, 1 de Vera Cruz, 1 de San Benito y otro del Calvario.»
  • «Hombre, yo conozco algo Sevilla, y a mí esos barrios no me suenan»
  • Ojú Curro… Que no, ¡Qué son hermandades!. He estado hablando con ellos, tú sabes, me han estado preguntando por las estampitas que tengo aquí de mi Virgen, la foto esa grande que tengo del Señor y preguntándome por la Magna de Septiembre»
  • «Ojú, y encima capillitas o como se diga eso. Menos mal que la Semana Santa dura solo una semana. Pero es que los notas se llevan hablando de ella to’l puñetero año. No se ponen pesaos ni ná con los pasos esos y los muñequitos de madera»

Manolo, que notó como de entre el grupo de cofrades ya hubo alguien que se percataba del mitin que estaba dando su amigo, no pudo reprimirse la respuesta. Se la había puesto botando.

  • «Pues te voy a desí una cosa. Si los que nos gusta la Semana Santa somos unos pesaos por hablar de cofradías en verano, más pesao eres tú, que vienes todos los días a hablarme de política, siendo las elecciones cada 4 años»

A Curro no le sentó muy bien la respuesta. Pero no iba a tensar más la cuerda, le dio un último trago a la cerveza, puso un euro y pico encima de la barra y se levantó del taburete.

  • «Bueno, me voy ya. Que me están esperando en el barrio el Juan y el Gordo»
  • «Pues a esos dos también le gustan también las cofradías…» Dijo Manolo esbozando una sonrisa.
  • «No, si aquí en Cádiz también tenemos fauna autóctona a la que también le gustan los muñequitos»
  • «Los muñequitos… los muñequitos… anda, tira, tira…y ve por la sombrita»

Curro, que estaba ya de espaldas, camino de la puerta, se giró.

  • «Anda picha, solo te ha faltado terminar la frase con un miaaarmaaa«
  • «Jjajaja, íoputa, ¿ves? eso ya no, que yo soy de Puerta Tierra p’aentro, no como tú»
  • «Eah, ya’stamo… Venga, hasta luego, mamona»

Manolo se dirigió trás la barra a la parte donde se encontraba la tertulia cofrade.

  • «Ojú, vaya personaje este Curro»
  • «No te preocupes, Manolo. Estamos acostumbraos» dijo uno de los tertulianos.

Enseguida, a modo de sentencia, añadió otro:

  • «Quillo, también es normal. También hay mucho sevillano como decía el colega ese. Gente que nos ha dado esa fama, unas veces merecida, y otras veces, creo que la gran mayoría, pues no. Pero vamos, que yo es que eso de los localismos… pues la verdad que paso»
  • «Yo también paso» dijo el de San Benito. «Y además, que me da igual, paso de palio, de misterio, o crucificado. A mí lo que me echen»

Ríen todos, y el bueno de Manolo ve la oportunidad perfecta para hacer algo más de caja.

  • «Bueno, pues hasta septiembre no tenemos pasos, pero lo que es echar, os puedo echar otra cervecita»

«Eeeeenga» responden todos emulando a los del Palermasso, entre risas.

  • «Ahí has estado rápido, Manolo. Te vamos a hacer hermano de Santa Marta»