La decisión.
¿Cuánto puede durar una emoción? ¿Y la ilusión de todo un año?
Muchos sueñan con ocupar el puesto de Hermano Mayor. Ven con cierta envidia sana el lugar que ocupa en una estación de penitencia. Todo es muy hermoso, ser la figura más importante en la Hermandad de tus amados titulares. Sobretodo en la figura de los hermanos de luz que pasan todo el recorrido sin atisbar, ni siquiera en la lejanía la sombra de su Señor o la Luz que irradia su amada madre. Pero muchas veces esa hermosa Rosa puede ser un mar de espinas.
Cada uno de nosotros espera durante todo un año el vestirse con la túnica de tu hermandad. Todo un año restando hojas del calendario, contando días, soñando con ponerte esa amada túnica, que cuando se acerca la fecha, ves colgada en una puerta, armario o altillo. La túnica de penitencia. Una ilusión que invade tanto a niños como adultos en el recuerdo de lo que está por venir. Todos añorando ese tan deseado momento en el que se abran las puertas para que fluya un río de túnicas y capirotes que inunden las calles de la ciudad más hermosa del mundo. Siempre bajo el amparo de nuestros Sagrados Titulares y como marca el libro de reglas. El Hermano Mayor orgulloso acompañado de su Junta sueña con asistir a ese momento de gozo y responsabilidad.
¿Pero cuando el tiempo tan caprichoso en esta época del año decide ser protagonista de Nuestro Día? Toda la ilusión de todo un año puede quedar en la nada más dura y profunda, en un sentimiento de vacío, de pena, congoja y sin sentido.
Una decisión, que una persona con su junta de Hermanos debe de tomar, valiéndose de un parte meteorológico, de predicciones, de alguna llamada, hasta de algún mensaje… y muchas veces, contra lo que dicta el Corazón. Truncar la ilusión de todo un año de tantas personas por una predicción que quizás llegue o quizás no.
El hermano Mayor también ha mimado su túnica colgada como cualquiera de los hermanos. Ha soñado con el momento de vestirla y con el momento de mandar abrir las puertas del Cielo. Una lucha entre un cerebro que trata los temas del conservacionismo patrimonial y personal con mucha mesura frente al corazón que suplica valentía alimentada con la ilusión de todos y cada uno de los hermanos.
Tener que decir que NO debe de ser el golpe más duro para un Hermano Mayor. El corazón debe de romperse en mil pedazos. El desconsuelo de comunicar a cientos de Hermanos que no puede ser. La pena de transmitir a jóvenes y no tan jóvenes que no pueden cumplir su Sueño de Primavera. El autoconvencimiento de que ha sido imposible cuando se muere por decir: « Hermanos adelante ».
Él ha vivido muchos de los momentos especiales que vivimos los demás Hermanos. Él ha tenido su primera vez de Nazareno, ha salido un primer año con algún cargo, él ha vestido por primera vez a un hijo o a un familiar cercano. Todo eso debe de pasarle por la cabeza. Y una vez tomada la decisión y comunicada, el deseo de acertar debe de ser tan grande, pese a que ese deseo pueda ir en contra de otras Hermandades Hermanas de Día. Y su vuelta a casa debe de ser un Calvario de emociones.
En mi visión, de lo que sólo era hermosura y sensaciones maravillosas aprendí su lado Amargo. Ya no sólo es la hermosa flor que se ve, también aprendí que posee espinas.

Precioso, además de sincero. Sentimiento contradictorio, a la par que real. Me recuerda a los Miércoles santo, cuando San Bernardo ha decidido no salir, con todo el dolor de nuestro corazón. Bonito lo que has escrito
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